Mi relación con Primark es una relación amor-odio, ya está, lo he decidido.
Va de días malísimos en los que me juro y perjuro que no volveré porque no hay nada, por no hablar de las colas y prendas amontonadas…
A los días que acabo entrando, siempre que hay que dar una segunda oportunidad me digo, y no es que el conjunto en general me maraville, pero acabo rebuscando y encontrando esos “pequeños tesoros” que hacen que vuelva a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Todo y que tengo que reconocer que los días buenos son escasos, y cuando en los días malos veo a la gente salir con bolsas enormes pienso “¡¿Qué has comprado?! ¡¿Por qué yo no encuentro nada?!”
Y al ver algunas piezas de la colección 2010 he pensado… O cuando yo voy ya han desaparecido, o alguien tiene que darme un cursillo rápido de “Cómo encontrar el vestido que buscas bajo la montaña de camisetas amontonadas, y que encima sea tu talla”


