Y es que hay semanas que voy a extremos. El humor con el que me levanto decide los colores que voy a llevar ese día.
Es más, a veces me dejo la ropa preparada por las noches, para no tardar tres horas la mañana siguiente delante del armario, y depende del día, puedo cambiar completamente el look saltándome a la torera lo elegido la noche anterior. Pantalones, pues falda. Negro, pues colores pastel...
En fin... ¿A vosotr@s también os pasa? ¿O soy un bicho raro?